- El verano es la temporada más concurrida de Delta, con más clientes volando en más salidas diarias.
- Los equipos en el OCC de la aerolínea trabajan estratégicamente con la FAA y los centros de control de tráfico aéreo para coordinar los vuelos en medio del clima impredecible del verano y minimizar las interrupciones para los clientes y los equipos de primera línea.
- Entendiendo cómo el clima puede afectar a los vuelos down-line y por qué las iniciativas de recuperación rápida y segura son clave para mantener los vuelos a tiempo.
La probabilidad de tormentas y lluvias suele ser un factor en la planificación de las operaciones de vuelo todos los días durante los concurridos meses de verano.
Delta está encaminada para atender más clientes que nunca este verano, y a medida que los vuelos continúan con un promedio del 90,1 por ciento de ocupación, millones de clientes cuentan con Delta para que los lleve a sus destinos. Esto significa que cuando la Madre Naturaleza tiene otros planes, depende de los equipos de la OCC ayudar a gestionar los vuelos en medio de un clima adverso para disminuir cualquier impacto potencial.
"Las operaciones de verano presentan desafíos únicos como resultado del volumen máximo de clientes combinado con el clima impredecible, especialmente en el espacio aéreo congestionado como los metros de Nueva York", indicó Mike Schwartz, Director de Administración de Operaciones. "Utilizamos aprendizajes y datos clave de temporadas pasadas para mejorar continuamente en todo aquello que beneficie más a nuestros clientes y equipos de primera línea".
Aquí es donde entra en juego el Equipo de Planificación Estratégica de Delta, que sirve como acceso directo de la aerolínea a la FAA y a los centros de control de tráfico aéreo en todo el país. Cada dos horas, el equipo se conecta con el Centro de Comando del Sistema de Tránsito Aéreo en Washington D.C. a través de una conferencia telefónica con otras aerolíneas para resolver cualquier problema que pueda afectar a los vuelos, como el clima o los ajustes en la capacidad de llegada y salida del aeropuerto.
Las iniciativas de control de tráfico aéreo, como los "Programas de Demora en Tierra" (GDP por sus siglas en inglés) y "Paradas en Tierra" (GS por sus siglas en inglés), pueden emitirse para reducir la velocidad del tráfico aéreo o detener temporalmente el movimiento de entrada y salida de los aeropuertos ante una situación de clima adverso. Si el espacio aéreo alrededor de un aeropuerto se ve bloqueado por el clima o cuando un sistema meteorológico se mueve directamente sobre el aeródromo, se emiten iniciativas de GDP y GS para disminuir el número de llegadas y salidas para todos los vuelos.
Además, los pilotos y los superintendentes de vuelo trabajan con los controladores de tránsito aéreo para coordinar las rutas y desviaciones adecuadas si se encuentran la vía de algún sistema de tormentas eléctricas. Debido a que los aviones no pueden pasar por los sistemas de tormenta, las maniobras alrededor de un sistema expansivo pueden aumentar los tiempos de vuelo.
Mantenerse dentro del horario recuperando retrasos en la red
Al igual que en el tráfico en hora pico, los retrasos motivados por el clima pueden acumularse con el tiempo y generar retrasos en el sistema de Delta, lo que afecta a los vuelos en el transcurso del día en otras ciudades.
Cuando las tormentas severas impactan un centro de operaciones de Delta, los efectos pueden extenderse en todo el sistema e incluso causar retrasos en lugares con buen clima.
Aquí es donde entra el equipo OCC de Delta, que trabaja tras bastidores para minimizar el impacto de las tormentas antes, durante y después de una interrupción.
Teniendo en cuenta las limitaciones que puede causar el clima inclemente, el equipo trabaja con los 22 centros de tráfico aéreo de todo el país para mantener los vuelos en movimiento a un ritmo seguro, a medida que estudia qué tasas de llegada o salida por hora podrían funcionar mejor para configurar la aerolínea para una recuperación exitosa.
Parte de la ejecución de una operación compleja a nivel mundial implica que los clientes pueden experimentar los efectos de un clima adverso en otras partes del país. Si los vuelos se desvían en función del clima o pasan un tiempo en un patrón de espera debido a una parada en tierra, especialmente en las ciudades centrales de Delta, esos retrasos pueden afectar las salidas de la línea descendente.
Por ejemplo, un vuelo desde Nashville a Los Ángeles se retrasa a pesar de que el clima en ambas estaciones es despejado y no hay posibilidad de tormentas, pero el avión viene del centro de operaciones más grande de Delta en Atlanta, donde se producen tormentas de aire debido a las altas temperaturas durante el día y retrasa por lo tanto la llegada del avión a Nashville.
Como resultado, los equipos en el centro de operaciones pueden llamar a un equipo de reserva o redirigir una aeronave para minimizar la demora de nuestros clientes.
Conozca cómo los factores climáticos impredecibles se convierten en decisiones operativas y permanezca atento al próximo capítulo de la Serie de Operaciones de Verano.